Con esta expresión se designa a las enemistades políticas irreconciliables. El origen de la expresión se encuentra en la terrible rivalidad entre las ciudades antiguas de Tiro y Troya por la hegemonía en el Mediterráneo. Tiro fue la más poderosa ciudad de Fenicia en el siglo XI antes de nuestra era. Troya, por su parte, con su ubicación estratégica sobre los Dardanelos, entre el Mar Negro y el Mediterráneo, era una próspera ciudad que se había convertido en el eje del comercio marítimo de aquellos días. Y la enemistad entre ellas era implacable.
Desde entonces, cuando se produce un antagonismo político cargado de odios y rencores entre dos personas o bandos políticos, se dice que hay un enfrentamiento entre “tirios y troyanos”.