La expresión viene del provenzal botin y éste del germánico bytin que significa “presa”. El botín fue originalmente el derecho de despojo —generalmente de armas, provisiones y bienes de la plaza vencida— que se otorgaba a los soldados como premio por su victoria en el campo de batalla. En la Antigüedad y en la Edad Media se llegó incluso a considerar como lícito el pillaje de los soldados vencedores sobre las ciudades vencidas, como gratificación a sus esfuerzos bélicos. Era considerado como un derecho del guerrero y, al propio tiempo, se convirtió en su principal incentivo para empuñar las armas.
Hoy llámase sistema del botín, por analogía, al método de repartición de cargos públicos entre los partidarios del candidato triunfante en la lid electoral, que aplican algunos políticos cuando llegan al poder. Ellos consideran a la burocracia como una suerte de “botín” de guerra y las más atractivas funciones públicas las entregan a los partidarios de “la causa”. Se trata generalmente de empleos lucrativos y de poco trabajo. Son verdaderas <prebendas o <canonjías que se distribuyen entre los miembros del partido o grupo gobernante, como premios por su desempeño electoral. En Estados Unidos esta usanza se denomina “spoils system”. Ella contradice el principio jurídico de la igualdad ante la ley y contraviene las disposiciones del moderno Derecho Administrativo, en el área del servicio civil, que mandan la inamovilidad de los funcionarios en sus cargos, a fin de asegurar la continuidad de las faenas de la administración pública, con excepción de las funciones de naturaleza representativa y de las que implican tareas de la íntima confianza de los titulares del gobierno.