Es una frase muy común que significa hacer algo difícil o peligroso con mano ajena. Su origen está en una de las fábulas del escritor francés Juan de La Fontaine (1621-1695), en la que habla de un mono que persuadió al gato de que sacara las castañas calientes del fuego. El astuto mono quería comérselas sin correr ningún riesgo. Desde entonces esta expresión se usa con frecuencia en la vida política para significar que alguien pretende hacer algo con mano ajena y provecho propio.