El providencialismo, como teoría política, sostiene que los sucesos históricos —dirigidos clarividentemente por la voluntad divina— señalan en cada época y lugar a la persona necesaria para gobernar.
De ella se desprende una convicción mesiánica que abrigan ciertos políticos y gobernantes, que se sienten escogidos por la providencia divina para cumplir una misión salvadora en la sociedad.
Los gobernantes providenciales sostienen el origen divino de su poder y por eso suelen hablar de que su autoridad dimana de la “gracia de Dios” o de cualquier otra invocación metafísica. Se creen predestinados a gobernar. Ungidos por la providencia, no se sienten obligados a rendir cuenta de sus actos ante el pueblo sino solamente ante el dios que les dio el poder.