Es el conjunto de problemas referentes a una ciencia o actividad. Esta expresión fue acuñada a fines de los años 60 del siglo pasado por el Club de Roma para referirse al enfoque global de los problemas de la sociedad, al igual que la palabra resolútica recientemente inventada por la misma institución —y aún no aceptada por la Real Academia Española— para designar el repertorio de medidas que apuntan a la solución de los problemas económicos y sociales de una comunidad.
El Club de Roma es una entidad privada internacional fundada en 1968 e integrada por alrededor de cien personas independientes, de 53 países de origen, que pertenecen a diversas ramas de la ciencia y del saber humano, cuyo propósito fundamental es analizar el futuro de la humanidad.
El Club de Roma habló tempranamente sobre la problemática mundial, expresión con la que se refirió al conjunto de problemas que trascendían las fronteras de los Estados, vistos desde una perspectiva global y a largo plazo. Se adelantó a pronosticar el fenómeno de la <globalización, o sea el advenimiento de una civilización “global” originada en la mundialización de la cultura, la ciencia, la política, la economía, las comunicaciones, la búsqueda de la paz, la defensa de los derechos humanos, la organización democrática, la preocupación por el medio ambiente y muchos otros factores de la vida social. Vio hace más de un cuarto de siglo que se avecinaba el fenómeno de interdependencia estatal, en el que todo afecta a todos, y el advenimiento de comunidades supranacionales en el orden económico y político. Tuvo una visión anticipada de los problemas globales que desbordan las fronteras políticas y que interactúan en un mundo cada vez más entretejido y complejo.
La misión del Club de Roma, según su propia definición, es actuar como un catalizador global para el cambio social, al margen de alineamientos político-partidistas, ideológicos y empresariales, y contribuir a la solución de la problemática mundial, o sea de los críticos conflictos que afronta la humanidad. Para ello asume una perspectiva global y de largo plazo, que le permite vislumbrar el futuro de la humanidad, y opera mediante acciones interdisciplinarias, inclusivas de lo político, social, cultural, ecológico, científico y tecnológico.
El Club trabaja principalmente por medio de sus conferencias anuales y de la elaboración de estudios sobre problemas y políticas contemporáneos, desde un punto de vista necesariamente global, con el propósito de estimular la investigación, el pensamiento profundo y el debate sobre los grandes temas de nuestro tiempo. Sus propuestas tienen siempre un carácter práctico para afrontar los problemas concretos.
Entre los recientes informes del Club de Roma se pueden citar los siguientes: "The limits of Social Cohesion": "Conflict and understanding in a pluralist society" por Peter L. Berger (1997), "The Oceanic Cirle: governing the seas as a global recource" por Elizabeth Mann Borgese (1998), "Information Society and the Demographic Revolution" por Sergey P. Kapitza (2001), "Die Kunst Vernetzt zu Denken por Frederic Vester" (2002). Y después vinieron muchos otros: "Governance in an era of Globalisation" por Ruud Lubbers, "10.000 cultures, one civilisacion" por Mircea Malitza, "Work in Old Age" por Patrik Liedke/Ernst Ulrich von Weizsäcker, "The Urbanised Humanity" por Jesús Moneo.