El arte de imprimir es muy antiguo. Fue conocido por los chinos y japoneses desde los remotos tiempos del siglo V de nuestra era. Elaboraron para ello moldes de madera con el dibujo en altorrelieve de lo que querían imprimir y, después de entintarlos, los aplicaron contra el papel con ayuda de rudimentarias prensas. El trabajo fue muy largo y fatigoso porque para cada impresión debía grabarse a mano una horma especial.
Así se produjeron los primeros libros e impresos.
Muchos siglos más tarde, un orfebre alemán que vivía en Maguncia llamado Johannes Gutenberg (1397-1468) —pero cuyo verdadero nombre era Johann Gensfleisch zur Laden— inventó un sistema que revolucionó el arte de la impresión: fue la imprenta. Eso ocurrió a mediados del siglo XV. Con tipos móviles de metal, cada uno de los cuales contenía una letra o un signo, pudo componer palabras, líneas y páginas para armarlas en una plancha impresora. Estos tipos, después de usados, se desarmaban y se almacenaban por orden alfabético en unos cajetines, para emplearlos más tarde en la composición de nuevas páginas. De aquellos tiempos viene el nombre de cajistas con que se designaba en los viejos talleres de imprenta —antes de la invención de la linotipia— a quienes realizaban el trabajo de extraer de los cajetines las letras y articular con ellas los textos de las planchas impresoras.
Más tarde apareció la linotipia, que era una máquina que fundía el plomo y con él moldeaba las líneas de texto —llamadas lingotes— para formar la plancha impresora. Este era el método denominado de composición caliente.
La máquina fundidora de tipos —que devino en la linotipia— fue inventada y patentada en Nueva York por el norteamericano David Bruce en 1838 y sustituyó al sistema de tipos móviles.
Pero hace no mucho tiempo los composers electrónicos sustituyeron a la linotipia y después los ordenadores han reemplazado a los composers, de modo que los textos se levantan en computadora —mediante el procedimiento llamado composición en frío— y, por métodos fotomecánicos, se trasladan a una placa trimetálica que, por el sistema denominado offset, imprime sobre el papel a extraordinaria velocidad mediante prensas planas o rotativas.
Así nació el periódico —llamado también diario— , que debe su nombre a la frecuencia sistemática con la que sale a luz —diaria, semanal, mensualmente— para su distribución.
La tecnología impresora cambia día a día. Lo cual ha dado una dinámica sin precedentes a los medios de comunicación escritos, es decir, a los medios de prensa propiamente dichos, o sea al periodismo.
La progresiva sustitución del formato escrito por el videocasete, que es el cambio más importante de nuestros días en materia de comunicaciones, pronto nos permitirá leer el periódico a todo color en nuestra casa a través de una pantalla portátil muy delgada —unos pocos milímetros de espesor— que podrá ser doblada y llevada con nosotros. En ella recibiremos la información actual de los sucesos mundiales del día sin la tardanza del proceso de impresión sobre el papel y la distribución de los periódicos. Esta será la prensa digital del futuro. El papel, inventado por los chinos cien años antes de nuestra era, que ha acompañado a la cultura humana por tantos milenios, dejará de ser el soporte de la comunicación de masas conforme avance la hipermedia. Esto representará un profundo cambio cultural. Las nuevas generaciones se acostumbrarán a prescindir del material impreso y trabajarán con las pantallas de los ordenadores. La gran ganadora de este cambio será la naturaleza porque la deforestación para fines editoriales bajará drásticamente. Actualmente para producir un libro de 500 páginas con una tirada de diez mil ejemplares se requieren casi veinte toneladas de papel, que representan la tala de alrededor de 300 árboles. El ritmo de destrucción de los bosques será mucho menor cuando se prescinda del papel en los menesteres de la información.
La presencia de la prensa digital está cercana, según afirman los expertos en cuestiones de informática. Ya, hace mucho tiempo, el catedrático estadounidense de origen griego Nicholas Negroponte, en el curso de una conferencia que dictó en Colombia en 1997, habló del revolucionario proyecto del Massachusetts Institute of Technology (MIT) de crear el llamado “papel electrónico”, o sea la prensa digital capaz de ofrecer información según los impulsos que reciban sus circuitos electrónicos. Y en su libro "Being Digital" (1995), refiriéndose a la superación de las publicaciones en papel, sostuvo que hemos entrado en la "era de la postinformación" y afirmó que, en función de los servicios de internet, "cada individuo está en casa y de viaje al mismo tiempo" puesto que desde su hogar recorre, visita, conoce, mira y oye el mundo hasta en sus más pequeños detalles. Por su lado, durante el Foro Mundial de Economía celebrado en Davos, Suiza, a mediados de febrero de 1999, el magnate norteamericano del software, Bill Gates, adelantándose a los acontecimientos, predijo la declinación de los periódicos y, en general, de las publicaciones escritas. “Los siguientes años —afirmó— estarán marcados por el inicio del fin de los periódicos tal y como los conocemos actualmente” y agregó que en lugar de ellos aparecerá lo que él denominó la “tableta”, o sea un dispositivo de aproximadamente medio kilo de peso con una delgada pantalla que proveerá información a los lectores a muy altos niveles de velocidad.
Con el advenimiento de la sociedad digital ha comenzado a marcarse una cierta tendencia de los medios escritos en papel a editarse digitalmente. Esto lo hizo el popular semanario norteamericano "US News and World Report", que empezó a editarse digitalmente desde comienzos del 2011. Y poco tiempo después, cuando se acercaba su aniversario número 80, tomó igual decisión la revista semanal norteamericana "Newsweek", cuyos personeros expresaron que ella podía ser más eficiente para sus lectores en el formato digital, a partir de enero del 2013. En aquel momento, el 39% de los estadounidenses había expresado que obtenía sus noticias en línea, es decir, por la vía digital, según el estudio del Pew Research Center —un think tank con sede en Washington— publicado en septiembre del 2012. "Dejar lo impreso es un momento extremadamente difícil para todos los que amamos el romanticismo del papel y la camaradería semanal única de esas horas febriles antes del cierre de los viernes", explicó la editora de "Newsweek", Tina Brown.
Sin embargo, un año después de abandonar las rotativas, los nuevos propietarios de esta revista norteamericana —IBT Media— decidieron que ella volvía a imprimirse en papel en el año 2014.
Pero el periodismo del siglo XXI, dentro de la >sociedad digital, se hace masivamente en internet. La información recorre el planeta a través de la red a la velocidad de la luz. El número de usuarios en el mundo ha crecido exponencialmente. A mediados del año 2015 ingresaban a la red 3.586’000.000 de personas, de las cuales 742'261.240 eran de China, 312'322.257 de Estados Unidos, 243'000.000 de India, 120'773.650 de Brasil, 118'626.672 de Japón, 98'567.747 de Rusia, 79'127.551 de Alemania, 72'412.335 de Indonesia, 71'300.000 de Nigeria, 62'452.199 de México, 61.766.690 de Inglaterra, 60'421.689 de Francia, 54'798.299 de Italia, 52'382.850 de Turquía, 48'211.493 de Egipto y seguían los demás países.
No obstante, los índices de conectividad —que son los que en realidad marcan los niveles de desarrollo y progreso de los países— daban cifras diferentes. Suecia tenía el 98,9% de su población conectada, Bahrein el 98,6%, Dinamarca 98,3%, Holanda 97,8%, Noruega 97,2%, Finlandia y Australia 97,1%, Nueva Zelandia 96,8%, Canadá y Emiratos Árabes Unidos 96,7%, Suiza y Corea del Sur 96,4%, Qatar 95,5%, Alemania 94,6%, Bélgica 93,4%, Argentina 92,7%, Kuwait 92,5%, Austria 92,4%, Letonia 94,2%, España 91,7%, Japón 91,6%, Lituania 91,5%, Estados Unidos 91,4%, Inglaterra 90,8%, Francia 90,6% y los demás países. China tenía el 60,4% de conectividad.
Los más bajos eran: Indonesia 28,1%, Bangladesh 26,5%, Siria y Sudán 26,2%, Anglola 22,5%, Siri Lanka 21,9, Paquistán 21,8%, Libia 21,8%, Ghana 20,1%, Yemen 20,0%, Honduras 18,6%, Guatemala 18,7%, Haití 18,2%, Uganda 18,2%, Argelia 17,2%, Tayikistán 16,9%, Zambia 15,8%, Tanzania 15,3%, Nepal 13,3%, Irak 9,2%, Ruanda 9,0%, Camerún 6,4%, Afganistán 5,9%, Mozambique 5,9%, Costa de Marfíl 5,2%, República Democrática del Congo 2,2% y Etiopía 1,9%.
Y los idiomas mayormente empleados en internet eran en ese año: el inglés 25,9%, el chino 20,9%, el español 7,6%, el portugués 3,9%, el japonés 3,4%, el ruso 3,1%, el malayo 2,9%, el francés 2,9% y el alemán 2,5%.