La expresión viene de Horacio (65 a. C.- 8 a. C.) en su obra “Arte Poética”. Es la traducción al castellano del pensamiento satírico del poeta latino: “parturiunt montes, nascetur ridiculus mus”, con el que quiso ironizar que, de la enorme preñez de la montaña y de las grandes convulsiones del parto, salió apenas un minúsculo ratón.
William Shakespeare utilizó la metáfora de Horacio en el título de una de sus comedias: “Much ado about nothing” (mucho ruido acerca de nada).
Y fue también comentada por el jurisconsulto y político belga Jean de La Fontaine (1621-1695) en su fábula “La montaña que da a luz”.
En castellano solemos decir, para ridiculizar la jactancia: “mucho ruido y pocas nueces”.
La expresión parto de los montes se suele usar irónicamente en política cuando, después de mucho ruido y ostentación, el resultado de lo prometido es ínfimo o insignificante. Califica a un proyecto anunciado como “grandioso” cuyos resultados son ridículamente pequeños.