Es la palabra que se usa para designar las teorías nacionalistas y modernizantes de Mustafá Kemal Atatürk (1880-1938), el líder de la revolución turca que suprimió el sultanato y fundó la moderna república de Turquía.
Mustafá Kemal Bajá, quien después adoptó el título de Atatürk (que significa padre de los turcos), fue general del ejército e intervino en la Primera Guerra Mundial, en la que Turquía se alineó con las potencias centrales —Prusia, Austria-Hungría y Bulgaria—, contra los aliados. En ella demostró extraordinario valor e inteligencia, especialmente en la defensa de la península de Gallípoli y en las operaciones bélicas de los Dardanelos. Al término de la guerra, el tratado de paz suscrito en 1920 entre los vencedores y el Sultán vencido impuso muy duras condiciones a Turquía, como la cesión a Grecia de toda la Tracia, de las islas de Tenedos, Imbros y las del mar Egeo; la administración de Esmirna por Grecia; el sometimiento de la costa de los Dardanelos, el mar de Mármara y el estrecho del Bósforo a la Comisión de los Estrechos nombrada por la entonces Sociedad de las Naciones y otras cláusulas de despojo que provocaron una gran indignación nacionalista en Angora, cuya asamblea nacional convocada por Kemal desconoció el derecho del gobierno del Sultán de Estambul para concluir tratados en nombre de Turquía. Kemal se puso a la cabeza de quienes se oponían a la desmembración de su país y a las onerosas capitulaciones que le fueron impuestas. Recuperó por las armas parte del territorio que los aliados habían asignado a Grecia, incluida Esmirna. Dirigió la fortísima reacción nacionalista hacia la implantación de un gobierno revolucionario en Angora, protegido por el poderoso ejército que él mismo formó.
Kemal Atatürk fue elegido Presidente de la República el 29 de octubre de 1923 —el primer Presidente de la era republicana— y gobernó con plenos poderes hasta su muerte en 1938.
El líder revolucionario abolió el sultanato y el califato y proclamó la república. Insertó a su país en el mundo internacional y abrió relaciones con Occidente. Modernizó la educación y adoptó el calendario gregoriano. Separó lo temporal de lo religioso. Dio término a la teocracia de signo musulmán que imperaba en Turquía. Secularizó la vida jurídica, educativa y administrativa del país. Eliminó del gabinete el ministerio de la religión. Desmontó los tribunales musulmanes. Levantó la influencia mahometana en la cultura y en la política. Suprimió el islamismo como la religión del Estado e implantó la tolerancia religiosa. Puso fin a las regulaciones islámicas sobre el matrimonio y las relaciones sexuales. Dio a la mujer el mismo derecho de divorcio que el del marido. Eliminó la pena de muerte que pesaba contra la mujer que, por haberse casado con un cristiano o un judío, era considerada apóstata. Eliminó el uso del velo en las mujeres y proclamó su igualdad de derechos con los hombres. Abolió la poligamia. Estableció el >laicismo estatal. Suprimió la ley religiosa —sheriat— que, fundada en el Corán, imperaba en la legislación política, civil y penal. Expidió el nuevo derecho civil. Produjo, en suma, un cambio fundamental en los esquemas tradicionales de la vida de Turquía.
A las ideas políticas de Kemal Atatürk y a las reformas que, en función de ellas, introdujo en su país se denominan kemalismo.
Remarcando la profundidad y amplitud de los cambios políticos y económicos instrumentados por Kemal Atatürk, Arnold Toynbee escribió en su libro “The World and the West” (1953) que ellos compendiaron “el Renacimiento, la Reforma, la Revolución Francesa, secularista y científica, y la Revolución Industrial”. Y el filósofo japonés Daisaku Ikeda, en lu libro “El nuevo humanismo” (2001), comenta que “la revolución kemalista fue un movimiento cultural de gran alcance y profundidad”, que “mostró sus éxitos más contundentes en el campo de la reforma educativa”; y afirma que, “detrás de todos los logros de Atatürk, lo que resplandece es su concepto de la civilización, edificado sobre el valor universal que ésta encarna”.
El politólogo y profesor estadounidense Samuel P. Huntington (1927-2008) sostuvo que Kemasl Atatürk fue quien dio comienzo a la “occidentalización” de Turquía en la década de los años 20 del siglo pasado al reemplazar la cultura e instituciones tradicionales de la sociedad por la cultura e instituciones occidentales, cosa que hicieron también en sus respectivos pueblos el Shah de Irán y el FLN de Argelia. De modo que el profesor de Harvard entiende por kemalismo la occidentalización de una cultura oriental. Agrega que esta operación produce inevitablemente una dura división en la sociedad entre aquellos que adoptan la cultura occidental y los que siguen adheridos a la cultura indígena. Esa reacción puede llegar a extremos radicales como ocurrió en 1979 en Irán con el triunfo insurreccional del movimiento fundamentalista guiado por el ayatolá Ruhollah Jomeini, que restauró el primitivo régimen de intolerancia y fanatismo religiosos sobre el pueblo iraní.