Esta es una expresión típicamente marxista que designa al conjunto de medios materiales de naturaleza duradera que sirven para la fabricación de los bienes y servicios necesarios para la existencia humana en su más amplia concepción. Ellos forman parte, juntamente con el trabajo y la tecnología, de las fuerzas de producción de una sociedad.
En tal sentido, el concepto de instrumentos de producción o de medios de producción está en contraposición con el de bienes de consumo, que son los que se gastan o extinguen con el uso, y con el de objetos del trabajo, que son las materias primas que se transforman y los insumos que se agotan en cada ciclo de producción.
Los instrumentos de producción son de dos clases: bienes de la naturaleza, o sean las riquezas del suelo —tierras, minas, bosques, aguas, vientos—; y bienes construidos por el trabajo del hombre para ser empleados en el proceso productivo: edificios, instalaciones, fábricas, talleres, equipos, herramientas, hardware informático, vehículos, equipos de telecomunicación, medios de transporte, instrumentos de prestación de servicios y otros artefactos resultantes de la industria del hombre.
La tesis acerca de la propiedad de los instrumentos de producción es una de las causas principales del divorcio entre las ideologías. Las corrientes conservadoras, neoconservadoras, liberales y neoliberales propugnan la propiedad privada de ellos, en el marco de un sistema económico capitalista. El capitalismo es, por definición, un sistema en el que los medios de producción están en manos privadas y en que la apropiación de sus frutos es también privada. En cambio, las corrientes socialistas sostienen que todos o algunos de los instrumentos de producción deben ser expropiados y entregados al dominio colectivo. El marxismo defiende la idea de la propiedad estatal de todos los instrumentos de producción. Para los marxistas la apropiación privada de ellos causó la escisión de la sociedad en clases contendientes, dentro de la cual una minoría los utiliza no sólo como medio de enriquecimiento sino también como herramienta de dominación política. De ahí que, en su estrategia revolucionaria, el primer paso es suprimir la propiedad privada de todos los instrumentos de producción para abolir las clases sociales e ir hacia una sociedad igualitaria.
El marxismo asigna al gobierno de la clase proletaria la tarea de socializar los instrumentos de producción, es decir, ponerlos bajo el dominio de la sociedad entera. Si tal cosa ocurriera, la eliminación de las clases sociales advendría como lógico resultado de esa transferencia de dominio —puesto que según esta corriente ideológica ellas existen como consecuencia de la apropiación privada de los instrumentos de creación de riqueza— y entonces se produciría la sustitución del >modo de producción capitalista por la asociación libre y voluntaria de productores, según afirma la ortodoxia marxista.
Menos rígidas, otras corrientes socialistas —el socialismo democrático, la socialdemocracia, el laborismo— admiten que algunos de los medios de producción permanezcan en manos privadas pero gravan las utilidades que ellos produzcan a fin de que cumplan su responsabilidad y función sociales. Solamente los medios de producción ligados a sectores estratégicos de la producción deben estar bajo el dominio del Estado.
En cambio, los grupos políticos liberales, neoliberales, conservadores y neoconservadores impulsan procesos de >privatización para entregar la propiedad y el control de todos los instrumentos de la producción a manos particulares.