El pensamiento geográfico es muy antiguo. Tan antiguo como la preocupación del hombre por indagar las características del mundo en que habitaba. Probablemente fueron el griego Estrabón (65-23 a.C.) y el egipcio Claudio Ptolomeo (100-168) los primeros geógrafos de la historia. Los árabes hicieron importantes aportaciones al conocimiento geográfico. El conocimiento de las relaciones entre el medio y el hombre fue también muy antiguo. Los pensadores de las viejas India y Persia, los astrólogos egipcios, los profetas judíos, los sabios de la antigua China, los más eminentes filósofos griegos, algunos de los padres de la Iglesia Católica, pensadores medievales y numerosos tratadistas contemporáneos se empeñaron en desentrañar los efectos que las condiciones del entorno geográfico, telúrico y cósmico tienen sobre la manera de ser y la conducta de los hombres y, consecuentemente, sobre los procesos sociales de los diversos pueblos. Platón, Aristóteles, Maquiavelo, Bodín, Montesquieu, Rousseau, Hume, Hegel, Ratzel, Kjellén y muchos otros pensadores, en distintas épocas, observaron la influencia de la geografía sobre la sociedad. Algunos de ellos, que pertenecen a la escuela geográfica dentro de la sociología, afirmaron que el suelo y los factores telúricos determinan el modo de ser de los entes sociales.
El geógrafo aleman Friedrich Ratzel (1844-1904), con su conocida frase de que el hombre es un pedazo de la tierra, quiso poner de relieve las estrechas relaciones entre el medio ambiente y el ser humano, lo mismo que el biólogo francés Alexis Carrel (1873-1944) con la afirmación de que somos un producto exacto del limo terrestre.
Investigaciones científicas actuales han establecido con entera precisión la recíproca influencia que existe entre el entorno físico y el hombre. El entorno físico —con su clima, altitud, estaciones, temperatura, presión atmosférica, riqueza o pobreza del suelo, paisaje y demás condiciones ambiententales— ejerce una gran influencia sobre la vida humana y social, pero también el hombre modifica permanentemente el entorno natural a través de su actividad industrial y, en general, de la aplicación de los conocimientos científicos a las tareas productivas, con efectos degradantes muy peligrosos sobre la naturaleza.
Probablemente fue Friedrich Ratzel quien sentó los principios de la geografía humana actual, al adoptar una visión antropogeográfica del mundo y poner en evidencia las relaciones entre el hombre y el entorno físico en que vive.
Nacieron, a partir de ese momento, dos corrientes de opinión sobre las relaciones del ser humano con el medio ambiente: la que mantuvo la tesis del determinismo ambiental, sostenida por el propio Ratzel, que asignaba al hombre un simple papel de “obediencia” a los dictados de la naturaleza; y la que sostenía que no se trataba de un determinismo sino de una posibilitación, de manera que el hombre ordena la vida social en concordancia con las facilidades o dificultades que le ofrece la naturaleza.
La geografía humana es el estudio de los “lugares” de la Tierra en relación con el hombre para desentrañar las interrelaciones que existen y las formas sociales, políticas y culturales que sobre ellos y gracias a ellos han podido levantarse. Analiza la influencia que ejerce el medio ambiente sobre el hombre y la sociedad y también la capacidad de éstos para modificar el entorno y alterar el paisaje, como efectivamente lo han hecho al levantar enormes ciudades y al asumir formas de vida completamente artificiales. Ese medio ambiente, esos “lugares” geográficos, son en mucho obra humana y recíprocamente el hombre es, en mucho también, un producto de la naturaleza.
Estas complejas interacciones son el campo de estudio de la geografía humana, o sea la manera cómo el entorno físico afecta la vida social, la distribución de la población sobre el suelo, las formas culturales, el lenguaje, las religiones, los regímenes alimenticios, los procesos productivos.
La geografía moderna surgió, con todas las características de ciencia, en el siglo XIX. Desde entonces fue la disciplina científica que trató de explicar cómo cada uno de los grupos sociales ubicados sobre el planeta ha organizado sus sistemas políticos, actividades económicas, prácticas y costumbres sociales de modo específico y ha conformado, en suma, “una manera de ser” peculiar. Esta ciencia parte del principio de que hay siempre una dimensión espacial de los fenómenos sociales y de que, por tanto, el espacio físico de ninguna manera es indiferente o neutral con respecto a la organización de la sociedad.
Por su tamaño, por su fertilidad, por su ubicación en el planeta, por sus condiciones climáticas, por sus características orográficas e hidrográficas, por su disponibilidad de recursos naturales, el espacio físico ejerció siempre una gran influencia en el desarrollo de los entes políticos y en el comportamiento de los grupos humanos. Los grandes espacios del planeta, convertidos en territorios de los Estados, posibilitan su enorme poder e influencia; los pequeños espacios fuerzan a sus habitantes a ingeniar actividades económicas originales para poder sobrevivir. De mil modos la geografía condiciona al hombre y a la sociedad. Esta es la materia de estudio de la geografía humana.