La palabra se compone de dos voces griegas que significan extranjero y espantarse. De allí que ella denota no sólo una aversión enconada al extranjero sino además el temor obsesionante de su presencia. Ella implica odio y miedo juntos. Sentimientos que hunden sus raíces ancestrales en las épocas tribales de la humanidad y que están generalmente inspirados en el temor obsesivo e irracional de los miembros de una comunidad étnica y cultural hacia quienes no pertenecen a ella. La xenofobia conduce a excesos lamentables de hostilidad contra los extranjeros. Hace poco parecía ya una superada aberración del primitivismo tribal de la humanidad. Sin embargo, hay un peligroso renacimiento de los sentimientos xenófobos en Europa y Estados Unidos de América a causa de la creciente presión de los emigrantes asiáticos, africanos y latinoamericanos por asentarse en los países desarrollados. Esta inmigración es considerada como una amenaza para la cohesión social y para la identidad cultural de ellos por la formación de enclaves étnicos en el seno de sus sociedades. A lo cual hay que añadir el celo de las poblaciones locales por defender sus puestos de trabajo frente a la competencia de la mano de obra barata que viene de fuera.