Es la acción y efecto de descolonizar, o sea de poner fin a una situación colonial. La descolonización es, por tanto, la conversión en Estado de un territorio que hasta ese momento fue colonia. Pero por antonomasia se llama descolonización al proceso de emancipación de los territorios coloniales africanos que se inició a partir de 1960 bajo el auspicio de las Naciones Unidas y en virtud del cual obtuvieron la plenitud de su gobierno propio decenas de nuevos Estados, que se incorporaron como miembros de la Organización Mundial.
Los grandes hitos de este proceso fueron la resolución 1514 (XV) adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 14 de diciembre de 1960, relativa a la concesión de independencia a los pueblos coloniales, que aceleró este proceso, y la resolución 2625 (XXV) aprobada el 24 de octubre de 1970, que incorporó al Derecho Internacional los principios de la igualdad de derechos y de la >libre determinación de los Estados recientemente nacidos a la vida independiente.
Como resultado de este proceso, decenas de nuevos Estados ingresaron como miembros de la Organización Mundial, con lo cual ella se convirtió realmente en una entidad universal, ya que además, como consecuencia de la terminación de la >guerra fría y de la disgregación de varios países de Europa oriental, fueron admitidos como miembros las dos Alemanias (antes de la unificación), las dos Coreas, los nuevos Estados bálticos desprendidos de la Unión Soviética, Micronesia y las islas Marshall en el Pacífico y algunos más. Lo cual, entre otros acondicionamientos, obligó a la ONU a reestructurar sus principales órganos y a redefinir sus objetivos. El Consejo de Seguridad amplió el número de sus integrantes de 11 a 15. El Consejo Económico y Social de 18 a 54. Se creó en 1961 el Comité especial encargado de examinar la situación de los territorios y pueblos coloniales, que desplazó progresivamente al Consejo de Administración Fiduciaria.
El proceso de descolonización puso fin a una era de dominación colonial que comenzó en el siglo XV con las conquistas territoriales portuguesas de Enrique el navegante (1394-1460), hijo del rey Juan I de Portugal. Entre 1418 y 1500 los navegantes portugueses exploraron Madeira, descubrieron las Azores, ocuparon Ceuta, tomaron posesión de las ciudades de Tánger y Asilah, se establecieron en Arguim, recorrieron la desembocadura del río Senegal, llegaron a Sierra Leona, recorrieron las islas de Cabo Verde, la costa de la Malagueta, la Costa de Marfil y la región de Costa de Oro, se adentraron en el golfo de Guinea y penetraron en el continente negro. Utilizando la carabela, que era un nuevo tipo de navío ligero con capacidad de carga de entre 60 y 100 toneladas, y con ayuda de la brújula, el cuadrante, el astrolabio y el reloj de arena, fueron los primeros en doblar el cabo de Buena Esperanza, al sur de África para llegar hasta a la India y abrir con ello una nueva vía hacia el Asia. Hacia 1460 Pedro de Sintra recorrió la costa de Sierra Leona. Y en el año1500 el navegante portugués Pedro Álvares Cabral arribó a la costa de lo que hoy es Brasil y reivindicó esos gigantescos territorios para Portugal.
España ocupó las Islas Canarias en el siglo XV y realizó la gran hazaña del descubrimiento, la conquista y la colonización de América.
Como consecuencia de las cuatro bulas alejandrinas que hicieron la primera delimitación de los dominios coloniales de España y Portugal, se suscribió el 7 de junio de 1494 el Tratado de Tordesillas entre el monarca portugués y los reyes católicos Fernando de Aragón e Isabel de Castilla para repartirse el océano Atlántico y delimitar las fronteras africanas, en cuya primera cláusula se trazaba una línea imaginaria de norte a sur, a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde (meridiano 46º 35’), de manera que los territorios que se descubrieran al este de esa línea pertenecerían a Portugal y los del oeste serían “para los dichos señores rey y reina de Castilla y de León y a sus sucesores para siempre jamás”. Como esa línea partía en dos a la América del Sur, su parte oriental —o sea lo que actualmente es Brasil— se convirtió en dominio colonial de la corona portuguesa y su parte occidental perteneció a España.
Holanda, Francia e Inglaterra fueron también Estados coloniales. Los holandeses extendieron su dominio hacia Asia, África y el Caribe. Ejercieron la trata de esclavos en Costa de Marfil, Ghana, Togo y Dahomey. Mediante la Compañía Holandesa de las Indias Orientales iniciaron la conquista del continente Indio en 1757 y la explotación de sus riquezas naturales. Después de expulsar a los portugueses, se instalaron en el cabo de Buena Esperanza y asumieron el control de Java y Ceilán hacia el año 1800.
Los franceses comenzaron sus tareas colonizadoras en Canadá, África y el Caribe desde los tiempos del cardenal Richelieu (1585-1542), primer ministro de Francia durante el reinado de Luis XIII, y de Jean Baptiste Colbert (1619-1683), ministro de finanzas de Luis XIV, quien desarrolló los mercados coloniales y los entregó al monopolio comercial francés.
El imperio británico emprendió también la conquista de gigantescos territorios de ultramar, a los que sometió políticamente y explotó económicamente como fuente de recursos y de materias primas. Fue uno de los más grandes imperios coloniales de la historia. Sus dominios se extendieron hacia todos los continentes y mares del planeta.
Su expansión colonial se inició en la segunda mitad del siglo XVI durante el reinado de Isabel I. En nombre de la corona inglesa, Francis Drake dio la vuelta al mundo de 1577 a 1580, en una gran ofensiva comercial en ultramar, que por supuesto abrió su confrontación con España. La Compañía de las Indias Orientales se fundó en 1600. Walter Raleigh estableció en 1585 el primer asentamiento colonial inglés en la isla norteamericana de Roanoke —parte de la actual Carolina del Norte— y a partir de 1604, después de firmada la paz con España, los ingleses acometieron nuevas empresas coloniales en Norteamérica. Los padres peregrinos desembarcaron del Mayflower en la bahía de Massachusetts en 1620 e iniciaron su tarea colonizadora en esta parte de América. Ocuparon San Cristóbal (Saint Christopher) en las “Indias Occidentales” —que es como los ingleses llamaban a las islas del Caribe— en 1624. Jamaica fue conquista en 1655. Los colonizadores británicos impulsaron en sus posesiones caribeñas las plantaciones de tabaco y la producción de azúcar con base en la mano de obra de los esclavos negros. Según la ley de navegación expedida en 1651 por el gobierno inglés, el transporte de productos y mercancías entre la metrópoli y sus colonias sólo podía hacerse en naves de bandera británica. La colonización inglesa en esta parte del mundo estuvo acompañada de la acción depredadora de los corsarios británicos contra las posesiones y barcos españoles. Durante la guerra de sucesión de España los ingleses se apoderaron del <enclave de Gibraltar en 1704 —cuando el almirante Rook desembarcó a la cabeza de sus tropas y tomó posesión de este territorio en nombre de la corona inglesa— y de Menorca en 1708, con lo cual ampliaron sus dominios hacia el Mediterráneo. A mediados del siglo XVIII Gran Bretaña realizó conquistas territoriales a expensas de Francia: capturó las fortalezas de Louisburg 1758 y conquistó Quebec tras una sangrienta batalla en la que murieron tanto el comandante de las tropas inglesas James Wolf como el de las francesas, marqués de Montcalm. Simultáneamente se realizaba la conquista de la India por las fuerzas británicas. En 1788 el capitán Arthur Philip partió hacia Australia, donde fundó la primera colonia en la bahía de Sydney. Entre 1806 y 1807 el imperio británico envió su flota hacia el Río de la Plata con el propósito de arrebatar Buenos Aires a los españoles, pero fracasó en su intento. En 1812 estalló la guerra anglo-estadounidense, en la cual los norteamericanos tomaron por poco tiempo York en el Canadá (el actual Toronto) y los británicos incendiaron Washington. Después dirigieron su mirada y sus tropas hacia Ceilán.
Bajo el gobierno conservador de Benjamín Disraeli entre 1874 y 1880 se produjo el florecimiento del imperio británico. Después el primer ministro William E. Glastone ordenó la ocupación de Egipto en 1882 para controlar el Canal de Suez —cuya construcción, iniciada en 1859 por el ingeniero francés Fernando de Lesseps, terminó en 1869— y comenzó la lucha por la conquista de África entre Gran Bretaña, Francia y Alemania, que permitió a los ingleses establecer varias colonias en la parte occidental africana, primero, y después en la zona del Nilo.
Tras la Primera Guerra Mundial el imperio británico alcanzó su mayor extensión porque incorporó, de acuerdo con el Tratado de Versalles (1919), los territorios africanos que controlaba Alemania. Pero su ocaso empezó en los años 30. Irak obtuvo su independencia en 1932 y Egipto en 1936, aunque la corona británica se mantuvo como un nexo entre ellos y la metrópoli. Antes los territorios del sur irlandés se constituyeron en el Estado Libre de Irlanda (1922). Después de la Segunda Guerra Mundial obtuvieron su independencia India y Pakistán en 1947, Ceilán y Birmania en 1948, Sudán en 1956, Ghana en 1957, Nigeria en 1960, Sierra Leona y Tangañica en 1961, Uganda en 1962, Kenia en 1963, Rhodesia del Norte y Malawi en 1964, Gambia en 1965, Bechuanalandia en 1966 y Suazilandia en 1968. En el Caribe Jamaica y Trinidad & Tobago se independizaron en 1962. Salvo el caso de Rhodesia del Norte, donde hubo un conflicto armado de dos años, el proceso de descolonización inglés fue pacífico, aunque la metrópoli trató de que se constituyeran gobiernos amistosos.
Al imperio británico sustituyó el <Commonwealth, que fue la mancomunidad libre de Estados ubicados en varios continentes, con regímenes políticos diferentes, que desde entonces mantienen relaciones políticas, económicas y comerciales privilegiadas con su exmetrópoli.
Más tarde vinieron las tardías empresas coloniales de Bélgica, Alemania, Italia y los Estados Unidos.
Rusia bajo, el gobierno de los zares, asumió el control y dominación colonial de los pueblos de Asia central. Empezó su expansión territorial bajo el gobierno del zar Pedro I el Grande en 1682. En la guerra de 1700-1721 conquistó Suecia, Catalina la grande ocupó Crimea después de la guerra de 1768 a 1774 y conquistó más tarde todos los territorios situados al oeste del río Dniéster. Después se apropió de 468.000 km2 del territorio de Polonia. Tras la guerra turco-rusa de 1806 a 1812 las tropas del zar ocuparon Besarabia y en su enfrentamiento con Suecia de 1808 a 1809 ocuparon las islas Aland y Finlandia. En 1813 Rusia ocupó Daguestán. Después de la derrota de las tropas invasoras de Napoléon, que llegaron hasta Moscú, el zar Alejandro asumió el dominio de la mayor parte del ducado de Varsovia. Nicolás I expandió su imperio hacia el Mediterráneo, el Cáucaso, Asia central y el Pacífico. En 1826, tras vencer a Irán, incorporó Armenia y la ciudad de Ereván a su territorio. Venció Turquía en la guerra de 1828-1829, asumió la soberanía sobre los pueblos del Cáucaso y ejerció un sistema de vigilancia en los principados de Moldavia y Valaquia en virtud del Tratado de Adrianópolis celebrado en 1829. Bajo el gobierno de Alejandro II se produjo un retroceso en el colonialismo ruso, puesto que, al firmar la Paz de París en 1856, Rusia fue obligada a abandonar Kars y parte de Besarabia, quedó abolido el protectorado ruso sobre los principados del Danubio y su posición en el Mar Negro fue neutralizada; pero en cambio continuó su avance en el Pacífico y en el golfo Pérsico. El zar estableció en 1850 un enclave en el estuario del río Amur y la mitad norte de la isla de Sajalín fue ocupada por sus tropas en 1855. Tres años más tarde toda la región meridional del Amur quedó sometida a la jurisdicción de Rusia. En Asia central el Imperio de los zares incorporó a su patrimonio territorial Tashkent (1865), Bujara (1866), Samarcanda (1868), Jiva (1873) y Jojand (1876), de modo que sus dominios se extendieron hasta alcanzar la frontera con la India, entonces colonia británica. En 1877 y 1878 se produjo una nueva guerra contra Turquía y Alejandro II consiguió mayores concesiones territoriales. A partir de ese momento empezó la declinación del imperio ruso bajo los gobiernos de Alejandro III y Nicolás II. En 1904 estalló la guerra contra el Japón, que trajo gravísimas consecuencias políticas, militares y económicas contra Rusia. Un año después se produjo un intento revolucionario socialista contra el zar en San Petersburgo. En 1917 los bolcheviques al mando de Vladimir Ilich Ulianof Lenin tomaron el poder. Los nuevos gobernantes siguieron la misma línea colonialista, con los mismos o parecidos argumentos esgrimidos por los zares.