Se denomina con esta palabra a la tendencia ideológica o política a defender las reivindicaciones de los campesinos. Si bien este tipo de movimientos se ha producido en varios lugares y etapas de la historia, el agrarismo por antonomasia fue el que se postuló en la revolución mexicana de 1910, bajo el liderato de Emiliano Zapata, en defensa del derecho a la tierra de las comunidades indígenas.
Es difícil encontrar un país donde la concentración de la tierra en pocas manos haya alcanzado los extremos de México. Durante la larga dictadura paternalista de Porfirio Díaz el 40% de la tierra agrícola fue de propiedad de 840 hacendados. Uno solo de ellos, el general Terrazas, que fue seguramente el terrateniente más poderoso del mundo, poseía en Chihuahua, al norte de México, un predio de 24 millones de hectáreas, o sea una superficie mayor a los territorios de varios países europeos juntos. Otro de los grandes latifundistas fue la Iglesia Católica mexicana, aliada del porfiriato, que a través de diversos medios de persuasión o de presión sobre los fieles acumuló ingentes cantidades de tierra.
En esas circunstancias, se alzó en armas en marzo de 1911, a la cabeza de un movimiento agrarista reivindicador, un campesino analfabeto y pobre de Morelos, llamado Emiliano Zapata, que se convirtió en una de las figuras principales de la revolución. Miles de campesinos indigentes se organizaron en el zapatismo y lucharon bajo sus órdenes por nueve años en el sur de México por medio de la guerra de >guerrillas para defender los derechos de los trabajadores de la tierra.
El agrarismo fue la médula de la ideología y acción revolucionarias de México. Los campesinos empuñaron las armas, a las órdenes de los líderes populares de la revolución Pancho Villa y Emiliano Zapata, fundamentalmente acicateados por el propósito de obtener tierras para trabajarlas. Sus demandas se concretaron, primero, en la proclama revolucionaria de San Luis Potosí formulada por Francisco Madero, un joven hacendado de Coahuila, el 5 de octubre de 1910, en la que convocó al pueblo a las armas para derrocar a Porfirio Díaz y planteó la necesidad de reparar el despojo de las tierras de los campesinos pobres hecha en beneficio de los terratenientes por la llamada ley de desamortización del 25 de junio de 1856. Esta proclama se hizo antes de que Zapata se incorporara a la lucha, cosa que ocurrió en marzo de 1911. Después de derrocado Porfirio Díaz a mediados de mayo de 1911 y frente a las vacilaciones de Madero en lo referente a la reforma agraria, el zapatismo volvió a tomar la armas para insistir que se devuelvan a sus dueños legítimos las tierras y aguas usurpadas por los latifundistas y que se expropie un tercio de la superfiecie de los latifundios, previa indemnización a sus propietarios, para destinarlo a la reforma agraria. Estos y otros postulados fueron concretados en el denominado Plan de Ayala, firmado por Zapata y otros caudillos populares el 28 de noviembre de 1911, que se considera el documento fundamental del agrarismo mexicano.
Posteriormente, el presidente Venustiano Carranza firmó en Veracruz la ley del 6 de enero de 1915 para ejecutar la >reforma agraria. Este estatuto dispuso la caducidad de todas las propiedades de tierra adquiridas, contra los intereses de los pueblos y comunidades campesinas, en virtud de la ley de desamortización de 1856, así como de los decretos y disposiciones administrativas expedidos por la Secretaría de Fomento del porfiriato a partir del 1 de diciembre de 1876.
Esta ley instrumentó los postulados del plan de San Luis Potosí de hace cinco años.
Sin duda, el momento culminante del movimiento agrarista llegó con el gobierno de Lázaro Cárdenas, en el período de los años 1934 a 1940, en que a través del programa de reforma agraria se distribuyeron más de 18 millones de hectáreas a favor de un millón de campesinos. Para tener una idea de lo que esto significa es preciso anotar que esa suma equivale aproximadamente a la repartida en todos los años de la revolución mexicana hasta ese momento. Simultáneamente se fundaron la Confederación Nacional Campesina (1938) y el sector campesino del Partido de la Revolución Mexicana, que fue el antecesor del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Si bien el término se acuñó con referencia al proceso revolucionario de México, agrarismo significa, en sentido general, el conjunto de intereses económicos y políticos del campesinado o el movimiento que los defiende.