Es la persona que, para servir los intereses políticos de un partido, se infiltra en otro a fin de provocar problemas y conflictos. Es un agente disociador. Su misión es la de simular militancia entusiasta en un partido para causarle luego dificultades con las autoridades, con otros partidos o con la opinión pública.
A semejanza de los agentes provocadores utilizados en las relaciones internacionales con el propósito de crear pretextos para intervenciones militares y guerras, los enviados para penetrar en los partidos adversos, en cumplimiento de las consignas recibidas, generan conflictos internos, desunen sus filas e impulsan acciones comprometedoras hacia afuera. Uno de los cometidos de este tipo de agentes es promover actos de violencia imputables al partido para desprestigiarlo ante la comunidad.