Es gente pobre y marginada. Plebe y plebeyo son términos muy antiguos. Recordemos que la plebe fue, en la vieja Roma, la clase social más baja y subyugada, que sufría los peores rigores de la injusticia social y, en el campo penal, las condenas más duras, deshonrosas e infamantes.
La historia del Imperio Romano fue el antagonismo entre los patricios y los plebeyos y la permanente lucha de éstos por alcanzar sus derechos civiles y políticos.
La dicotomía entre patricios y plebeyos fue uno de los dualismos históricos señalados por el <Manifiesto Comunista: hombre libre y esclavo, patricio y plebeyo, barón y siervo de la gleba, maestro y oficial del gremio, burgués y proletario.
En el "Tesoro de la Lengua Castellana" (1610) —compuesto por el licenciado Sebastián de Covarrubias Orozco, Capellán del Rey N.S. y Consultor del Santo Oficio— se dice que plebeyo es "el hombre baxo en la republica, que ni es caballero, ni hidalgo, ni ciudadano".
Y en el "Diccionario de Autoridades" publicado en Madrid en 1726, en el que "se explica el verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad, con las phrases o modos de hablar" —cuya edición fue dedicada al "Rey nuestro Señor Don Phelipe V"—, se define a la plebe como "la gente común y baxa del pueblo".
En la antigua Roma la plebe era convocada por sus tribunos —los tribunos de la plebe— para que se pronunciara —plebiscito— sobre los abusos de poder o agravios de que era víctima. Esos magistrados eran elegidos por la asamblea de la plebe —Concilium Plebis— para que ejercieran la función de representar y proteger a los plebeyos dentro de los linderos de Roma. Y el ius intercessionis les permitía vetar algunos decretos senatoriales y actos de otros magistrados. Esta función fue creada en el año 494 antes de Cristo y, a finales de la República, en ejercicio de sus tribunicia potestas, los tribunos de la plebe pudieron sentarse en el Senado y participar en la discusión de algunos asuntos.
De la palabra plebe se derivó plebiscito, que en la antigua Roma era el pronunciamiento popular que solía realizarse en tiempos de la república para aprobar ciertas leyes que obligaban solamente a los plebeyos. Los ciudadanos comunes, separados de los patricios y senadores, votaban por una ley a petición del magistrado popular al que llamaban tribuno. La antigua práctica de los romanos pasó al Derecho Público moderno en las formas de >plebiscito y de >referéndum.
Algunos tratadistas clásicos se preocuparon del tema. Joaquín Escriche, en su voluminoso "Diccionario Razonado de Legislación y Jurisprudencia" (1851), escribió que plebeyo es "cualquier individuo del estado llano o general del pueblo, es decir, el que no es noble o hidalgo y no goza por consiguiente de los privilegios de la nobleza. Entre los Romanos eran plebeyos todos los ciudadanos menos los senadores y los patricios".
El concepto de plebe equivale, en cierto modo, al de <lumpemproletariado acuñado por Carlos Marx para designar a las personas totalmente marginadas del proceso de la producción, que constituyen la capa social más baja en términos culturales y socioeconómicos. Capa social que está situada por debajo del >proletariado y cuyas condiciones de vida son infrahumanas. Los marxistas sostenían que los miembros del lumpemproletariado eran tan miserables que se veían precisados a “venderse” a sus enemigos de clase para poder alimentarse y, por tanto, no eran elementos revolucionarios. Los anarquistas afirmaban, en cambio, que este segmento social era el elemento más insurreccional de la sociedad capitalista.
En todo caso, en el mundo actual la plebe resulta de las deformaciones del sistema económico, de las iniquidades de la ordenación social, de la incipiente industrialización, del flujo migratorio del campo a la ciudad y de otros factores que propician la <marginación cultural y educativa de grandes masas de la población. La plebe se dedica generalmente a las tareas de la <economía informal, aunque dentro de cánones de honestidad.
El >populismo suele articularse bien con las masas plebeyas que, enfermas de frustración, pobreza y humillación, se entregan en su desesperanza en los brazos de los caudillos redentores.