Término esencialmente subjetivo y sentimental que se refiere al país donde se ha nacido o al que se debe lealtad. Se llama también patria a una parte de ese territorio o a la tierra natal con la que se tienen vinculaciones de afecto. En ningún caso puede usarse la palabra patria, que es una noción afectiva y sentimental, como sinónimo de <Estado, que es un concepto jurídico, o de país que es un concepto geográfico y económico.
Fue en este sentido afectivo que el Libertador Simón Bolívar expresó, en una de sus célebres proclamas dirigida desde Pamplona, Venezuela, el 12 de noviembre de 1814 a los soldados de la división del general Rafael Urdaneta, que “para nosotros, la Patria es la América”.
De la palabra patria se derivan: patriotismo, que es el amor a la tierra natal; patriota, que es quien lo profesa; patriotería, que son los alardes insinceros de afecto por la patria, y apátrida, que significa sin patria y que designa a la persona que carece de una <nacionalidad.
En los candentes días de la >Revolución Francesa Maximiliano Robespierre decía: “En los Estados aristocráticos la palabra patria no tiene sentido más que para las familias patricias, o sea para aquellos que se han apoderado de la soberanía. Solamente en la democracia el Estado es verdaderamente la patria de todos los individuos que lo componen…”
En su intento de suprimir las particularidades nacionales y de forjar el <internacionalismo proletario, los ideólogos marxistas postularon que “los trabajadores no tienen patria” y que el concepto de patria es un “prejuicio burgués” y una estratagema de la clase dominante para mantenerlos sojuzgados con este tipo de invocaciones sensibleras. La controversia sobre la patria y el patriotismo cobró gran relevancia en la primera y segunda guerras mundiales, en que la alineación bélica de los obreros en los dos campos enemigos produjo una profunda escisión en sus filas. Desde la Primera Guerra Mundial los bolcheviques usaron los términos “social-patriotas” y “oportunistas” para referirse con desprecio a los trabajadores que optaron por la defensa de sus patrias, porque consideraron que habían superpuesto el prejuicio burgués de la “defensa nacional” a la lucha de clases y que su alineación significaba servir al militarismo prusiano, en 1914, o al <fascismo, en 1939. El congreso de la Segunda Internacional reunido en Basilea en 1912 aprobó una resolución que calificaba a la guerra europea como una acción “imperialista”. Y Lenin, en su opúsculo “La guerra y la socialdemocracia rusa”, dijo que “la guerra es imperialista”.
Sin embargo, Stalin invocó más de una vez el patriotismo soviético para exigir a su pueblo, durante la ejecución de los primeros planes quinquenales y en el curso de la colectivización agraria, la renuncia al consumo para “vencer el cerco capitalista”. El periódico "Pravda" escribió el 19 de marzo de 1935 que el patriotismo soviético es “el ardiente sentimiento de amor ilimitado, de entrega sin reservas a la patria, de profunda responsabilidad para su destino y su defensa”. Por supuesto que dijo además que esos sentimientos se extendían también a Stalin y al Partido Comunista. Y en 1934, con ocasión del peligroso rescate de la tripulación del buque soviético Celjusquin que naufragó en el mar Blanco, Stalin promovió una campaña de motivación popular en la que las expresiones “amor a la patria” y “patriotismo” fueron exaltadas repetidamente.