Se denomina así al escrito anónimo en el que se injuria o deshonra a personas o entidades. Esta palabra viene del italiano pasquino, que era el nombre de una estatua mutilada de Hércules, Alejandro o Ayax (no se sabe con exactitud) levantada en Roma, en la cual solían fijarse en el siglo XIV los libelos infamatorios y los escritos satíricos contra el gobierno, las autoridades eclesiásticas o las personas. El epigrama satírico más antiguo de los que se recuerdan en la estatua de pasquino fue uno contra el papa Urbano VI, quien mandó fundir los bronces antiguos para construir cañones. El epigrama decía: “lo que no hicieron los bárbaros, lo ha hecho Barberini”. Era una crítica contra el pontífice por el acto bárbaro de ordenar fundir los bronces antiguos para construir cañones. Durante el reinado papal de Alejandro VI —el papa Borja— se pintaron allí muchísimas inscripciones de crítica a la conducta dispendiosa y libertina del pontífice, al que llamaban el “toro rojo” en alusión al escudo nobiliario de la familia Borja, originaria de Játiva y Gandía, que llevaba un toro de gules.
Con estos antecedentes y desde entonces, como lo observó el lexicógrafo español Sebastián de Covarruvias en el siglo XVII, “se vino a llamar pasquines a los tales libelos”.
La moda del pasquín se difundió por Europa. Tanto en Francia como en Inglaterra se distribuyeron profusamente estos escritos de autores anónimos.
Es curioso anotar que el nombre de pasquino fue dado por el pueblo de Roma a esa estatua porque se la encontró en el subsuelo de la calle del Governo Vecchio, en el lugar donde estuvo, según decía la gente, el taller de un zapatero remendón llamado Pasquino. La pequeña estatua todavía existe en una de las esquinas de la pequeña Piazza di Pasquino, muy cerca de la Plaza Navona, donde aún la gente suele pegar los libelos contra el gobierno.
En función de estos antecedentes históricos, llámase hoy pasquín al escrito o impreso clandestino, de carácter anónimo, en el que se denigra a personas o instituciones.
En al sociedad informatizada de nuestros días ha aparecido una nueva forma de pasquín: el pasquín electrónico, que aparece con frecuencia en <internet. Cualquier persona, escondida en el anonimato, puede colocar en la red textos apócrifos. De hecho con frecuencia se encuentran páginas con injurias o infundios contra otras personas.
Los políticos han empezado también a usar internet para sus fines. Dado que el sistema es completamente abierto y cualquier persona puede tener acceso a él, circulan home pages apócrifos para desacreditar a los adversarios. Fue muy conocido el caso del precandidato republicano Patrick Buchanan en Estados Unidos: sus detractores insertaron una imagen en la cual las 50 estrellas de la bandera norteamericana fueron reemplazadas por la <esvástica. Resulta una forma barata, fácil y moderna de difundir información. Todo esto es posible hacer a través de la gigantesca “telaraña” de comunicaciones. Y nadie está en capacidad de impedirlo dado que internet es un sistema abierto al que tienen acceso decenas de millones de personas en el mundo entero, por lo que se vuelve imposible controlar la información o imponer alguna forma de <censura. Cualquier usuario en cualquier parte del planeta puede difundir por medio de la red toda clase de datos de procedencia desconocida, que recorren libremente por las pantallas de las computadoras del mundo.