Se conoce con este nombre al conjunto de planteamientos que formuló el 5 de enero de 1957 el Presidente de Estados Unidos Dwight D. Eisenhower (1890-1969) al Congreso de la Unión norteamericana sobre la nueva política del Oriente Medio. Tales planteamientos se resumen en dos puntos principales: que los Estados Unidos deben usar sus fuerzas militares en todos los casos en que se vean amenazadas la independencia o la integridad territorial de los países de esa región por fuerzas comunistas, y que Estados Unidos deben dar ayuda económica y técnica a los países del Oriente Medio para su desarrollo.
La doctrina Eisenhower fue la aplicación de la >doctrina Truman —formulada diez años antes— a los territorios comprendidos desde Libia, en el oeste, hasta Pakistán, en el este; y desde Turquía, en el norte, hasta Sudán y Etiopía, en el sur.
Su proclamación coincidió con la visita a Washington del rey Saud de Arabia Saudita, a quien el gobierno norteamericano quiso erigir como su principal aliado en la región y como el factor de contrapeso frente al creciente poder de Nasser, y tuvo lugar después de la “crisis de Suez” en que el presidente Eisenhower bloqueó un intento de intervención militar británica y francesa, en acuerdo con Israel, para “reconquistar” el control del Canal de Suez, que poco tiempo antes había sido nacionalizado por el presidente Gamal Abdel Nasser.
Por todas las circunstancias que rodearon su proclamación, estuvo bien claro que la doctrina Eisenhower, inserta en las confrontaciones de la >guerra fría, tuvo el propósito de reafirmar la determinación del gobierno norteamericano de convertirse en el poder decisorio en el Oriente Medio “contra toda agresión armada proveniente de una nación controlada por el comunismo internacional” y de ejercer el liderazgo en esa amplia zona rica en petróleo donde las compañías norteamericanas trataban de consolidar sus posiciones y hacían frente a amenazas de nacionalización.
El gobierno de Estados Unidos ha invocado esta doctrina solamente en dos ocasiones, ambas frente a movimientos internos y no a agresiones del exterior. En abril de 1957 Washington movilizó su 6º flota naval hacia el Mediterráneo oriental para respaldar al rey Hussein de Jordania, cuyo trono se vio amenazado por un >golpe de Estado militar, y en julio de 1958 los marines norteamericanos desembarcaron en Líbano para defender al gobierno de Camille Chamoun (1900-1987) comprometido en una >guerra civil.
En la práctica esta doctrina amplió su radio de acción contra todos los movimientos de “nacionalismo radical”, que el gobierno de Washington identificaba con los intereses ideológicos de la Unión Soviética por su inclinación a >nacionalizar sus altamente rentables empresas petroleras. Eran los tiempos en que el Secretario de Estado norteamericano John Foster Dulles (1888-1959) creía que los países que rehusaban alinearse en un pacto antisoviético, como el pacto de Bagdad, o que sostenían la tesis de la >no alineación eran virtuales enemigos de Estados Unidos.