Del latín doctrina, que significa enseñanza, este vocablo tiene dos denotaciones principales: enseñanza de una ciencia o un arte, que es la significación más antigua de la palabra; o conjunto sistemático de opiniones y nociones que, en el orden filosófico, jurídico, religioso, económico o político, sustenta una persona o un grupo de personas.
En el campo político, doctrina es un conjunto orgánico de ideas filosófico-políticas. Es un sistema de creencias y valores sobre el fenómeno humano y el fenómeno social. Equivale, en este sentido, a >ideología o sea a un conjunto articulado y sistemático de ideas.
Desde este punto de vista, una doctrina entraña, en el campo de las ciencias sociales, una peculiar concepción del mundo, una cosmovisión, un weltanschauung, para utilizar la intraducible palabra de los alemanes, que contiene una peculiar manera de entender los temas cardinales de la convivencia humana.
Lo doctrinario, en consecuencia, es lo que se atiene a los principios de una doctrina. Dícese generalmente de lo que, prestando atención a las teorías in abstracto antes que a la práctica, se somete rígidamente a los conceptos de una doctrina.
Sin embargo, los norteamericanos han dado también a la palabra doctrine una diferente y particular significación: es la propuesta o la definición que sobre temas de diversa índole, especialmente de política internacional, hace un presidente o un hombre público importante. Así se han denominado doctrina Monroe, doctrina Drago, doctrina Tobar o doctrina del destino manifiesto a los planteamientos que, sobre asuntos específicos, han formulado jefes de Estado u otros personajes.