En la terminología económica, divisa es la moneda extranjera considerada en su relación cambiaria con la nacional y con los demás medios de pago —cheques de viajeros, depósitos bancarios y otros títulos— expresados en moneda extranjera.
El concepto de divisa está necesariamente referido al intercambio. Es, dentro del mercado de cambios, la moneda extranjera en su paridad con la nacional.
Algunos tratadistas consideran, sin embargo, que los billetes de banco extranjeros no son divisas en sentido estricto, aunque pueden ser convertidos en divisas en el momento en que los bancos receptores de ellos los acreditan en sus cuentas corrientes a la vista que mantienen en instituciones bancarias del exterior.
Bajo la denominación de divisas se incluyen también los fondos mantenidos en moneda extranjera en bancos del exterior y los cheques y letras, también en moneda extranjera, pagaderos fuera del país.
Para hacer pagos en el exterior son necesarias las divisas puesto que la moneda local, salvo el caso de unos pocos signos monetarios fuertes, no tiene poder liberatorio fuera del país. Los extranjeros, a su vez, requieren moneda local para sus gastos. En consecuencia, las monedas están colocadas frente a frente, en una relación de >paridad, listas para su conversión. Es el >tipo de cambio el que señala cuantas monedas locales, o fracción de ellas, son necesarias para adquirir una unidad monetaria extranjera.
Se llaman “divisas convertibles” a las unidades monetarias extranjeras que se aceptan internacionalmente como pago por la adquisición de bienes o servicios. Las monedas “duras” del mundo —el marco alemán, la libra esterlina inglesa, el franco suizo, el dólar norteamericano y alguna otra— tienen esa calidad. Ellas resultan por tanto muy importantes como reservas monetarias de los países y como medios de pago para las transacciones internacionales. Las restantes divisas sólo son convertibles dentro de los Estados que las emitieron.