Palabra francesa que denota la reducción de las tensiones bélicas entre los Estados. Se la usó con frecuencia en el largo período de la >guerra fría, en conexión con los numerosos conflictos que se produjeron en varios lugares del planeta entre los países <alineados en uno de los dos grandes bloques en que se dividió el mundo. En todos esos conflictos, después del clímax de tensión, que muchas veces puso a los países al borde de la guerra, vino la détente que normalizó la situación.
En el mensaje inaugural de su gobierno en 1969, el presidente Richard Nixon de Estados Unidos proclamó el fin de la “era de la confrontación” con la Unión Soviética y el advenimiento de la “era de la negociación”. Con arreglo a ese principio, Nixon y Henry Kissinger —en ese momento asesor presidencial de seguridad nacional— desarrollaron su fórmula de détente como una variación de la containment policy de George F. Kennan (1904-2005). Profundo conocedor de la Unión Soviética, puesto que había trabajado en la embajada norteamericana en Moscú antes y al final de la Segunda Guerra Mundial, Kennan fue el autor de la teoría de la contención del expansionismo soviético y de su política de subversión e infiltración con miras al dominio mundial. Los dirigentes soviéticos no se detendrían —sostenía Kennan— más que donde encontraran una fuerte resistencia. Kennan sostenía que la ayuda económica norteamericana a Europa y Japón debía ser el eje de la política de contención
Pero cuando el gobierno norteamericano decidió establecer su containment policy fue ya muy tarde: Moscú había avanzado mucho, había desentrañado los secretos atómicos, se había marginado su propia zona de influencia geopolítica y geoeconómica y había alentado y respaldado la acción de organizaciones subversivas en todo el mundo capitalista. No hay que olvidar que los soviéticos detonaron su primera bomba atómica en 1949 y que en 1951 fueron condenados a muerte en Estados Unidos los cónyuges neoyorquinos Julius y Ethel Rosenberg por espionaje atómico, quienes terminaron sus días en la silla eléctrica.
Pues bien, algunos de esos conceptos, desoídos por el gobierno de Washington en la primera etapa de la guerra fría, fueron retomados por Nixon en los años 70 al crear un sistema de incentivos y penalidades para moderar el comportamiento de los dirigentes soviéticos. La transferencia de tecnología o el otorgamiento de créditos financieros fueron los premios a la buena conducta de ellos y la supresión de esos incentivos fue la penalidad a sus actos de hostilidad. El gobierno de Nixon creía que esta política de détente, a largo plazo, podría culminar en la terminación de la guerra fría y en la creación de una “estructura de paz”. Por su parte, los líderes soviéticos creían en una détente entendida como una versión actualizada de la <coexistencia pacífica a la que con tanta reiteración se refirió Nikita Kruschov durante su gobierno.
La détente diplomática de esos días condujo hacia la cumbre de Moscú a Richard Nixon y Leonid Brezhnev, en mayo de 1972, donde acordaron la limitación de las armas nucleares mediante el SALT-I y de los misiles balísticos intercontinentales (ABM).
Hubo también una détente más amplia, que comprometió a las superpotencias en una suerte de <coexistencia pacífica y que llevó a los acuerdos del Helsinki en 1975 sobre seguridad y cooperación de Europa y a las conversaciones sobre limitación de armamentos.
Sin embargo, muchos creen que esa détente fue simplemente un ardid de las superpotencias para ganar tiempo y perfeccionar sus armas nucleares.
El líder soviético Mijail Gorbachov utilizó la palabra détente con frecuencia para referirse a la necesidad de una comprensión entre las superpotencias a fin de conjurar el peligro de una guerra nuclear.
En todo caso, la palabra détente se usa para significar apaciguamiento o tregua en un conflicto internacional.