Según la mitología griega, los dioses se envidiaban entre sí y envidiaban también a los hombres, porque tenían muchos de sus defectos. Algunos de los episodios mitológicos se explican por esta pasión de los dioses. Uno de ellos es el de la caja de Pandora.
Por orden de Júpiter, que era el dios de los cielos y de la tierra, Vulcano formó un hermoso cuerpo de mujer, al que Venus le dio la atracción del sexo, Mercurio el arte de seducir, Minerva su rico cinturón, las Horas una guirnalda de flores primaverales y los demás dioses le colmaron de todos los encantos y belleza. Se la llamó Pandora. Fue una mujer tan bella y encantadora que era capaz de seducir a los hombres y darles toda clase de desdichas.
Por mandato de Júpiter, que deseaba infligir un castigo a los hombres a causa de que Prometeo había robado el fuego, Mercurio la condujo ante Epimeteo, hermano de Prometeo. Ella portaba una caja que contenía todos los males. A pesar de las advertencias de su hermano, Epimeteo aceptó el regalo de Pandora. Entonces ésta abrió su caja y de ella surgieron todas las desdichas de los hombres y se esparcieron por el mundo. En la caja sólo quedó la esperanza.
Los poetas helénicos explicaron con el mito de Pandora el origen de todos los males que afligen a los hombres.
Tomada de la >mitología griega, en la vida política se usa con cierta frecuencia la expresión “abrir la caja de Pandora” para significar que de una determinada acción o decisión política surgirán muchos males para un país.