Mercado donde se negocian capitales y los títulos que los representan. Es un mercado público y organizado en el que se efectúan las transacciones de compra y venta de los valores mobiliarios ofrecidos por sus emisores o por sus tenedores. Sus orígenes se remontan a la Edad Media, en cuyas ferias mercantiles se inició la costumbre de operar no sólo con mercancías sino también con muestras. Posteriormente, ya entrado el siglo XVI, con la aparición de los valores mobiliarios, que al comienzo fueron los pasivos del gobierno y después los de los nacientes bancos y corporaciones, empezó a desarrollarse el mercado bursátil. La primera bolsa de valores fue creada en Amsterdam a inicios del siglo XVII. Hacia el siglo XIX se encontraron ya estas instituciones en casi todos los países europeos como elementos claves de su vida financiera y se empezaron a construir grandes edificios para alojarlas. Desde entonces su funcionamiento se realizó en un lugar determinado, para negociar mercancías homogéneas con arreglo al juego de la oferta y la demanda, en forma pública y con cierto grado de transparencia. Características que aún se mantienen.
La finalidad principal de las bolsas de valores en la actualidad es la de canalizar recursos hacia la inversión y, al mismo tiempo, operar como mecanismos de colocación del <ahorro. Para ello ponen en contacto a las empresas que necesitan recursos con los ahorradores que están en posibilidad de ofrecércerlos. Operan como intermediarios financieros. Sirven a las empresas como instrumentos de financiamiento y a los ahorradores les ofrecen la posibilidad de dar un empleo económicamente útil a su dinero. Confieren, por este medio, >liquidez a las inversiones, puesto que quienes han comprado títulos de cotización en bolsa pueden venderlos en cualquier momento en que necesiten dinero. De otro lado, la operación de bolsa —llamada también operación bursátil— tiende a introducir cierto grado de racionalidad económica en el manejo de las empresas, a dirigir el ahorro hacia las inversiones más rentables y a propiciar la asignación más eficiente de los recursos.
Por su importancia en la vida pública del Estado, las bolsas de valores están regidas por leyes especiales y son controladas por organismos estatales. Creo que Inglaterra es el único país en donde esta entidad se autorregula. En Estados Unidos su vigilancia está a cargo de la “Securities and Exchange Commission”, creada en los años 30 del siglo anterior por el presidente Franklin D. Roosevelt como parte de su >new deal.
Las bolsas de valores están operadas por ciertos intermediarios profesionales, que en Francia y algunos países se denominan agentes de bolsa o corredores y que en los países anglosajones reciben el nombre de jobbers o brokers. Su función principal es poner en contacto la demanda y la oferta de capitales en un mercado financiero. Ellos suelen estar organizados en colegios o gremios profesionales y para ejercer su actividad deben llenar determinados requisitos. Perciben por su trabajo una comisión sobre el monto de las operaciones que realizan, que se llama corretaje.
Los títulos que se negocian en las bolsas de valores —denominados títulos bursátiles— son valores mobiliarios, o sea créditos o participaciones que se transfieren con facilidad por la simple entrega del documento, si éste es al portador, o por el endoso, si es nominativo.
Ellos representan, según la distinción tradicional, valores de renta variable o valores de renta fija. Los primeros son las acciones, o sea los títulos que representan la participación adquirida en una sociedad de capitales y que dan a su titular el derecho a participar, en proporción a su aportación, en los beneficios o pérdidas que ella arroje; y los segundos son las obligaciones, o sea títulos originados en un préstamo otorgado por su titular y que rinde el tipo de interés habitual en el mercado de capitales de que se trate. El portador de las acciones vincula el destino de su dinero al de la empresa en cuyo capital participa. Los rendimientos de su título son, por tanto, variables. Incluso pueden ser negativos si ella produce pérdidas. En las obligaciones, en cambio, el acreedor se desentiende de la suerte financiera del deudor, esto es, recibe el tipo de interés convencional o legal independientemente de los resultados de su gestión.
En cuanto a su forma material, los títulos pueden ser al portador, en cuyo caso el poseedor es automáticamente el titular de los derechos que ellos representan y puede transferir su propiedad con la sola entrega o “tradición” del documento; o nominativos, si el derecho de propiedad sobre ellos pertenece a la persona a cuya orden han sido emitidos. Su transferencia se realiza, en este último caso, mediante el endoso del respectivo documento, esto es, del traspaso que se hace constar en el dorso o reverso del documento con la firma del endosante.
La bolsa de valores es una institución propia del sistema capitalista de producción y de intercambio, en que funciona un mercado libre de capitales y la propiedad de los instrumentos de producción permanece en manos privadas.