Esta palabra, acuñada por los socialistas alemanes, tiene doble significación: designa, de un lado, la política de la Rusia zarista, a fines del siglo XIX, con relación a los Estados balcánicos vecinos de su imperio; y, de otro, los efectos divisorios sobre el territorio de esos Estados a causa del tratado Brest-Litovsk de 1918, durante el período de las guerras balcánicas.
A partir de aquel momento y como consecuencia de ese hecho histórico, balcanización significa la división de un territorio en pequeños Estados, con frecuencia hostiles entre sí, con el propósito geopolítico de debilitarlo militar y económicamente y, por consiguiente, de abolir una amenaza contra otro país.
Este sistema se insertó en algunos de los procesos de descolonización en África. Las potencias coloniales promovieron la fragmentación de sus colonias para que, cuando obtengan la plenitud de gobierno propio, la debilidad económica de los nuevos Estados les permitiera prolongar su dominación neocolonial. Lo cual efectivamente ocurrió. Fueron muchos los casos de balcanización. La desmembración del África Occidental francesa en ocho Estados y del África ecuatorial en cuatro. La división de Ruanda-Urundi en dos Estados independientes: Ruanda y Burundi. Todo esto con el propósito de formar Estados pequeños, con toda clase de limitaciones, que no tengan otro destino que la dependencia neocolonial de sus antiguas metrópolis.
La balcanización se diferencia de la >polonización en que, en ésta, el país dividido desaparece puesto que las partes en que se divide son anexadas a otro, como ocurrió con Polonia en 1795.