Es el título que entre los chiitas islámicos se da a una de las más altas autoridades religiosas. Viene de las voces árabes aia, que significa “signo”, y allah, “dios”. Los chiitas son una secta minoritaria dentro de la dividida y poco institucionalizada organización del >islamismo. El ayatolá es una especie de sacerdote o de rabino aunque no tiene realmente un equivalente preciso en las organizaciones sacerdotales católica y judaica.
El Estado, para los islámicos, es una institución religiosa que debe ser gobernada de acuerdo con los mandatos del Corán, que es su libro sagrado. De esta concepción nace la importancia política de los ayatolás, que son al mismo tiempo líderes religiosos y políticos.
Después del triunfo del movimiento fundamentalista en Irán y el derrocamiento del shah Muhammad Reza Pahlevi en enero de 1979 los ayatolás asumieron el gobierno del Estado, en nombre del ala radical del movimiento, bajo la guía espiritual y el liderato político del ayatolá Ruhollah Jomeini, e impusieron un primitivo régimen de intolerancia y fanatismo religiosos sobre el pueblo iraní. Su influencia se extendió también fuera de las fronteras de Irán y trataron de imponer sus ideas en todo el movimiento islámico fundamentalista.
Debido a estos antecedentes históricos, la palabra ayatolá tiene fuertes connotaciones despectivas y se usa para designar a líderes políticos primitivos y atrabiliarios, de tendencias teocráticas, que imponen con fanatismo sus prejuicios religiosos a la sociedad.