Se dice en política que alguien o algo “renace de sus cenizas como el ave Fénix” para significar que levanta su poder o su vigencia desde sus propios escombros; que quien se suponía destruido renace con la misma fuerza política de antes.
El ave Fénix era un animal mitológico de los antiguos egipcios al que suponían originario de Arabia y al que atribuían el prodigio de renacer desde sus cenizas inmediatamente después de que había sido consumido por el fuego.
La fábula sostenía que el ave Fénix, cuando sentía que su fin estaba próximo, formaba un nido con maderas resinosas en donde esperaba la muerte. Los rayos del Sol prendían fuego al nido y de sus cenizas nacía un gusano que pronto se convertía en una nueva y hermosa ave Fénix.
Esta era la leyenda de los egipcios.
El ave Fénix aparece aún grabada o pintada en los templos y esculturas de la antigüedad egipcia. Herodoto se refiere a ella y dice que, aunque jamás pudo ver un ave como esa, era fama que se trataba de un hermoso pájaro de plumas doradas y rojas, un moño en la cabeza y una ampulosa cola. Los padres de las iglesias griega y latina solían citar con frecuencia esta alegoría para explicar la resurrección.
Desde entonces la expresión “renacer como el ave Fénix” se utiliza con frecuencia para significar el renacimiento de alguien o de algo desde sus propias ruinas.